sábado, 2 de agosto de 2014

LA MEMORIA DEL MÚSCULO


Seguro que os ha pasado alguna vez, tras una buena temporada de entrenamiento en la que os habéis acercado a vuestros objetivos, en la que os habéis ido viendo cada vez mejor, algo pasa que hace que tengáis que dejar de entrenar durante una buena temporada.
Muchas veces hemos de dejar nuestro entrenamiento por motivos de salud (enfermedades, lesiones…) que hacen que tengamos que permanecer inactivos una temporada para lograr una correcta recuperación antes de retomar la actividad física. Otras veces lo hemos de dejar por motivos personales (paternidad/maternidad, cambios laborales…) que hacen que nos tengamos que adaptar a nuevas situaciones, lo que lleva un tiempo, y una vez adaptados, hemos de reorganizarnos para encontrar ese hueco para poder volver a entrenar…
El caso es que en cuanto dejamos de entrenar nuestros músculos se van atrofiando, van perdiendo esa fuerza que habíamos logrado con el entrenamiento. Y, si además no seguimos una dieta adecuada, se cubren de una capa de grasa.
Así, cuando por fin podemos volver a nuestro entrenamiento nos vemos mal, flojos, tapados… Y, el primer día, al ver que cada movimiento, cada ejercicio, cada levantamiento nos cuesta horrores, cuando antes lo hacíamos sin apenas esfuerzo nos desanimamos, pensamos que no volveremos a llegar al punto en el que estábamos cuando tuvimos que dejar de entrenar…
Es en ese momento cuando el instructor de la sala de pesas o nuestro entrenador nos dice aquello de “tranquilo, ten paciencia. El músculo tiene memoria y no tardarás en volver a estar como antes”.
Es una de las frases más escuchadas en los gimnasios. Pero no todo el mundo se la cree, la gente tiende a pensar que si el músculo tuviese memoria, no dolería tanto volver a entrenar, no cogeríamos tantas agujetas y volveríamos a estar como antes de dejar el entrenamiento, como mucho, en dos días.
Eso no es así, nuestros músculos tienen que volver a acostumbrarse al ejercicio, como la primera vez que pisamos un gimnasio, vamos a volver a coger agujetas y, por supuesto,  no vamos a poder mover el peso que movíamos antes de dejar el entrenamiento. Pero hay algo que sí es cierto: la persona que vuelve a entrenar después de un período de inactividad vuelve a adquirir una buena forma física mucho antes que una persona que ha llevado una vida sedentaria y decide empezar a entrenar. O sea, el músculo tiene memoria, y está científicamente probado.
Hace unos años, el equipo de investigadores del departamento de Biociencias Moleculares de la Universidad de Oslo, en Noruega, realizó unos experimentos de imagen en los músculos de ratones para encontrar el sustrato celular de la memoria muscular.
Tras someter a los ratones a unos ejercicios de sobrecarga que se asemejan a entrenamientos de fuerza, los científicos observaron que se añadieron nuevos núcleos a las fibras musculares de los animales que hicieron que sus músculos ganasen fuerza y volumen.
Es así como se desarrollan nuestros músculos cuando entrenamos. Se crean nuevos núcleos, es como si aumentasen las fibras de nuestros músculos, que se tonifican y crecen.
Hasta hace un tiempo se pensaba que al dejar de ejercitarnos estos núcleos morían y por eso perdemos el músculo, pero estos científicos han descubierto que no mueren al dejar el ejercicio. Observaron que los músculos de los ratones sometidos a estudio mantenían el número de núcleos durante un período importante de tiempo después de que se suspendiera la carga muscular. No sólo eso, también observaron que dichos núcleos ayudan a que la atrofia muscular se atrase.
De ahí la idea de que el músculo tiene memoria, ya que nuestro cuerpo no tiene que volver a fabricar nuevos núcleos musculares, ya los tenemos. Sólo tenemos que trabajar conscientemente, con cargas ligeras, y esperar a que cada uno de esos núcleos y fibras que han quedado “aletargados” durante el tiempo que no hemos ejercitado se vayan “despertando” poco a poco. Esta memoria es la que hace que las personas que volvemos a hacer ejercicio después de un tiempo de descanso nos pongamos en forma más rápidamente que las personas que nunca han hecho ejercicio.
Por otro lado, también se ha descubierto que la capacidad para crear nuevos núcleos musculares se debilita con la edad, y no sólo eso, sino que además, con la edad también se pierde masa muscular. Así, teniendo en cuenta que los núcleos que se forman en nuestros músculos tienen una larga vida y ayudan a atrasar la atrofia muscular, hacer ejercicio desde edades tempranas nos va a ayudar a que nuestros músculos estén sanos y fuertes durante más tiempo.


Así que, ya sabéis, es cierto, nuestros músculos tienen memoria. Haced ejercicio siempre que podáis para estimular el crecimiento de esos núcleos musculares y, si tenéis que dejar el entrenamiento una temporada no os preocupéis. Cuando volváis a entrenar no tardaréis tanto como pensáis en veros como antes de dejar de entrenar. 

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