domingo, 31 de agosto de 2014

MÚSICA Y DEPORTE. LA PAREJA PERFECTA

¿Habéis entrado alguna vez a alguna clase colectiva en algún gimnasio? Por muy exigente que haya sido, seguro que habéis llegado hasta el final. ¿Sabríais decirme por qué? Muchos de vosotros estaréis pensando “por la música”, “pensaba que no podía más pero la música me hacía seguir”, “con el musicón que ponían cualquiera paraba”
Los que sólo os dedicáis a la sala de pesas, ¿notáis que vuestro entrenamiento no se disfruta igual si suena una bachata o si suena la banda sonora de Rocky? ¿Cuántos de vosotros os habéis dirigido al dueño del gimnasio pidiéndole un tipo de música especial mientras que entrenáis? Eso si no lleváis vuestros propios cascos, claro.
Y, cómo no, mis queridísimos runners. Seguro que estáis hartos de ver a gente correr tanto por asfalto como por montaña con el móvil enganchado al brazo y los auriculares encajados en las orejas.
Sí, colocarse los cascos antes de entrenar se está convirtiendo en un gesto cada vez más típico. De hecho, ya es muy raro encontrarse a alguien que no escuche música para entrenar. Incluso los deportistas de élite utilizan un determinado tipo de música antes de competir. Y lo mejor de todo es que, si preguntas, todos te dirán lo mismo: “la necesito. Sin música no voy ni la mitad”.
Realmente es así. Pensadlo. Pensad en esos diez últimos minutos de clase, cuando todo vuestro cuerpo os está pidiendo que paréis; pensad en esa última serie de cuádriceps a peso máximo, cuando vuestras piernas lo que quieren es salir corriendo y dejar la barra donde está; pensad en esos últimos kilómetros, cuando vuestra mente sólo piensa en rendirse. ¿Qué pasa si en ese momento suena esa canción, la que para ti es la canción? Automáticamente te olvidas del cansancio, y el “no puedo más” se transforma en ¡¡vamooooos!!
¿Estamos locos? Rotundamente no, no lo estamos. Hoy quiero hablaros del gran efecto que tiene el escuchar la música adecuada en el rendimiento deportivo. Porque lo tiene y todos los que hemos experimentado esa sensación lo sabemos. Pero igual no sabéis que este tema ha sido estudiado científicamente.
Como lo leéis, el Dr. Cortas Karageorghis, un estudioso del deporte y de la psicología en la Universidad de Brunel (Londres), ha dedicado los últimos años al estudio de los efectos de la música en el deporte, concluyendo que ésta es una parte fundamental en la mejora de los efectos del ejercicio, ya que al escuchar música aumenta nuestra sensación de concentración y disminuye nuestra sensación de esfuerzo.
Ahora, hay que tener en cuenta que no toda la música va a tener el mismo efecto. Hay que saber escoger la música adecuada. Para ello lo primero que hay que tener en cuenta es vuestros gustos musicales: si os gusta el techno, no os pongáis Rock & Roll; si os gustan los ritmos latinos, ni se os ocurra escuchar Hard Core para entrenar; si os gusta el Hip-hop, no escuchéis opera… Cuanto más os guste el ritmo que escuchéis, menos notaréis el cansancio y más rendiréis.
También hay que tener en cuenta el tipo de deporte que practicáis. No es lo mismo salir a una cancha de baloncesto a competir, que hacer tiro al plato, por ejemplo. Si el deporte que practicáis es enérgico, necesitáis escuchar música que os motive, que os dé ese extra de energía que necesitáis. Si por el contrario es un deporte de concentración, antes de salir a competir necesitáis tener la mente relajada y concentrada. Para ello nada mejor que música tranquila. Si lo que practicáis son deportes de continuidad (carrera, ciclismo…), lo mejor es escuchar música motivante pero que os mantenga en un ritmo cómodo durante todo el recorrido y que os incentive a ese sprint final.
Éste es otro factor muy importante a la hora de escoger la música a escuchar: el tempo. Para los que os estéis preguntando “¿qué es eso del tempo?”, os explico. Digamos que el tempo es a la canción lo que los latidos del corazón a nuestro cuerpo. De hecho se miden igual, en pulsaciones por minuto (bpm –beats per minute-). Esto es algo que los que damos clases colectivas hemos de tener muy en cuenta. Al igual que los que corren con música. Hemos de adecuar el tempo de la música que escuchamos al momento del entrenamiento. Es decir, si, a la hora de calentar, mi objetivo es hacer que mi corazón alcance los 110 latidos por minuto, se ha de escuchar música que vaya a una velocidad de entre 100 y 120 bpm. A partir de ahí, se irán aumentando los bpm poco a poco para poder aumentan la intensidad del ejercicio de manera progresiva, sin cambios bruscos que nos puedan provocar lesiones o que hagan sufrir a nuestro corazón. Y, antes de parar, añadid alguna canción más tranquila que os ayude a bajar de pulsaciones y a estirar. Tened esto muy en cuenta cada vez que os hagáis una lista de reproducción para vuestro entrenamiento, por favor.
Aunque parezca una tontería, además del estilo y el ritmo, algo que también ayuda mucho es que la letra de la canción que escuchéis sea positiva, que hable de superaciones. No por nada, todas las encuestas señalan que la canción más escuchada a la hora de hacer ejercicio es The eye of the Tigger, banda sonora de Rocky.


Personalmente, tengo que dar la razón a las encuestas. Yo, amante de la música y del deporte, siempre que escucho esta canción me olvido de todo y sólo tengo ganas de correr, de lanzar puños, de saltar… ¿A vosotros no os pasa? ¿Qué tipo de música os gusta escuchar cuando practicáis vuestro deporte preferido? ¿Tenéis alguna canción o algún grupo fetiche?

Hoy me despido de vosotros con una frase que me encanta… Push play and go!!! (Dale al play y… ¡¡¡Vamooooooooos!!!)  J

1 comentario:

  1. Vale... Me confieso. A parte de la banda sonora de Rocky, una de las canciones que más me suben la adrenalina es "Meet Her at the Love Parade"... ¡¡¡Vamooooooooos!!! :)

    ResponderEliminar