lunes, 24 de noviembre de 2014

SALUD BUCODENTAL. SUS EFECTOS SOBRE EL RENDIMIENTO DEPORTIVO


¿Habéis tenido alguna vez una lesión que ha tardado mucho en mejorar, o alguna de la que ningún especialista os ha sabido decir el origen? Yo sí. Se me inflamó una articulación y me causaba muchos impedimentos. Visité varios especialistas, se me hicieron placas, análisis y demás pruebas y nadie me sabía decir a qué se debía. Y la inflamación no se iba. Hasta que di con un especialista que, tras analizar todos los informes de las pruebas que se me habían realizado concluyó: “ve al dentista. Tienes caries”.
Por mucho que lo intentéis, jamás llegaréis a imaginaros la cara que se me quedó. Él insistió: “ve al dentista y ya me dirás lo que te dice”. Como no tenía nada que perder, le hice caso y pedí hora en el dentista. Para mi sorpresa, sí, tenía una caries que afectaba a dos muelas. Una caries que yo no me podía ver en el espejo porque la tenía interna. Y para mayor sorpresa, conforme me trataron la caries la inflamación que llevaba tanto tiempo molestándome desapareció.
Por supuesto, fui al especialista que me hizo esta curiosa recomendación y le pregunté. Su respuesta fue muy sencilla: “lo que pasa en nuestra boca repercute directamente en todo nuestro cuerpo. Si alguna vez tienes molestias que tardan en irse y no sabes por qué, acude al dentista, seguro que te pasa algo en la boca”.

Igual a muchos de vosotros os ha pasado y ni os habéis dado cuenta. Igual habéis mejorado de una lesión tras vuestra visita regular al dentista y no habéis sabido conectar los dos hechos. Igual estáis poniendo una cara parecida a la que yo puse cuando me dijeron que visitase a mi dentista, porque, la verdad, es algo difícil de creer. Pero es así. Está comprobado que las enfermedades y los problemas bucales repercuten directamente en la salud de nuestro cuerpo y, por ende, en el rendimiento de todos los que practicamos algún tipo de deporte.
Imaginaos una caries, un problema bucodental de los más comunes. Sabéis lo que es una caries, ¿verdad? La carie la provocan los ácidos de la placa bacteriana que se forma en nuestra boca, que van pudriendo la estructura del diente. En la mayoría de los casos, detectar una caries es muy sencillo, el diente va ennegreciendo y se va ahuecando, si llega al nervio, puede llegar a ser muy dolorosa. Nada más detectar una caries, por pequeña que sea, pedid hora a vuestro dentista. Creedme no le restéis importancia.
El problema viene cuando pasa lo que me pasó a mí, que la caries es interna. No se detecta nada por fuera pero la bacteria va destrozando el diente por dentro. Muchas veces, cuando se detecta ya ha causado verdaderos estragos.
Pero, ¿qué pasa cuando una caries no se trata a tiempo? El problema no es sólo estético (sinceramente, para mí, lo estético es lo menos importante en este caso). Si la bacteria que causa la caries llega a las encías, empiezan los problemas serios. Las encías están muy vascularizadas, es decir, están regadas por gran cantidad de vasos sanguíneos, así que, desde aquí, la bacteria lo tiene muy fácil para pasar a nuestro torrente sanguíneo, o sea, que son libres de hacer daño por donde quieran. Concretamente, las bacterias que causan la caries acaban depositándose en los músculos y las articulaciones. Sí, está científicamente probado que tener caries puede producir y agravar una lesión muscular y/o tendinosa.

Además, si tenemos caries, nos costará más recuperarnos de una lesión, ya que para la recuperación es necesario que el torrente sanguíneo lleve los sustratos necesarios y, por supuesto, que esté libre de bacterias. Mientras las bacterias estén ahí, habrá un impedimento a la recuperación.
Pero esto no queda aquí. Estas bacterias circulando por todo nuestro organismo pueden dar pie a la formación de coágulos en nuestras arterias. También es cierto que, si estamos sanos, estas bacterias no harán que se taponen nuestras arterias, pero para la gente con factores de riesgo, puede ser un agravante muy serio.
Otro problema que sufre mucha gente (y muchos de los que lo sufren lo ignora) es el bruxismo tensional (apretar los dientes sin una intención funcional, es decir, sin intención de masticar nada). Cuando apretamos los dientes, utilizamos músculos como el masetero y el temporal. Se ha comprobado que al sobrecargar estos músculos se producen dolores de cabeza, de cuello, de trapecio y de toda la musculatura de nuestro tren posterior (dorsales, lumbares, isquiotibiales, glúteos…). Lo mejor que podéis hacer para reducir este problema es realizar actividades que os ayuden a relajaros y utilizar algún tipo de férula o protector bucal (esto último es vuestro dentista quien os lo recomendará). Por otro lado, también sería bueno que evitaseis masticar mucho chicle, ya que agrava los síntomas del bruximo.

Para todos los que habéis leído el título del post de hoy y os habéis preguntado qué tiene que ver la salud de los dientes con el rendimiento deportivo, aquí lo tenéis. Imaginaos entrenando con dolores musculares y/o articulares, ¿podríais? Imaginaos que el día que os toca entrenamiento o, peor, competición, os levantáis con un horrible dolor de cabeza…
Es imposible rendir al 100% con los problemas que provoca una mala salud bucodental. Porque no estoy hablando sólo del dolor de muelas, que, por sí, ya es horrible, estoy hablando de problemas musculares, articulares y cardiovasculares. Y, lo peor, si no sabemos atribuir lo que nos pasa a nuestra boca, los problemas irán aumentando, las lesiones tardarán más en irse y nuestro rendimiento cada vez irá a menos.


Como veis es un círculo vicioso. Y la mejor manera de salir de él es no entrar. No dejéis de lado vuestra boca, cuidad vuestros dientes y encías, visitad a vuestro dentista como mínimo dos veces al año. Igual os sorprendéis y esa lesión que lleva tanto tiempo molestando desaparece. J

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