miércoles, 28 de enero de 2015

LA DIETA DE LOS PUNTOS. ¿QUÉ VALOR LE DAS A TU SALUD?


Sí, lo habéis adivinado. Hoy voy a desgranar otra dieta. Una dieta de la que he oído hablar mucho durante los últimos meses y, para mí, una de los mayores disparates que se han desarrollado (en lo que a dietas se refiere) en los últimos tiempos.
Una vez más, hablo de una dieta milagro, una dieta que promete hacerte perder peso comiendo lo que quieras, en la cantidad que quieras y al ritmo que quieras. Sí, al ritmo que quieras, según lo rápido que quieras adelgazar, se te asignarán unos puntos u otros. Espero que veáis en esto, como yo, una estrategia de marketing más. Una vez más, se le dice a la gente que no sabe lo que hacer lo que quiere oír, se le convence a base de venderle facilidades y ya está, producto vendido (ya sea un libro, unos batidos…), a llenarse los bolsillos a costa de la salud de los demás.
Ahora, muchos estarán diciendo aquello de “pues yo sigo esta dieta y me funciona”. Vale, no pongo en duda que le funcione a mucha gente, como tantas otras dietas milagro. Pero antes de lanzarte a seguir una dieta, has de mirar si te conviene, no por razones de peso, sino por razones de salud.
Hemos de tener en cuenta que una dieta no se ha de seguir única y exclusivamente con la finalidad de cambiar algo en nuestro cuerpo (volumen, masa muscular…). La dieta que sigas ha de aportarte todos los nutrientes que tu organismo necesita en la medida necesaria. Así, no sólo lograrás los objetivos que te has planteado, sino que, además, tu salud no se verá afectada.

Ahora, ¿por qué tiene tanto éxito esta dieta? Fácil. Promete grandes resultados comiendo lo que quieras en las cantidades que desees. Seamos sinceros, ¿no os engancharía también a vosotros esta publicidad si fueseis personas a las que les cuesta llevar una buena dieta, de esas que no pueden vivir sin el dulce? Pero, como he dicho antes, hay que saber ver más allá de lo que te intentan vender.
Para los que nunca hayáis oído hablar de la dieta de los puntos, os explico: esta dieta la creó un señor llamado Guido Razzoli, quien propone una dieta basada en un sistema de puntuación. Es decir, dependiendo de tu sexo, tu edad y tus objetivos, se te van a asignar un número de puntos. Estos serán los puntos máximos que podrás consumir en un día. Si algún día te pasas de puntos, no te preocupes, al día siguiente los compensas (restas el número de puntos de más que has consumido a tu puntuación diaria) y ya está. Lo mismo pasa si algún día consumes puntos de menos, al día siguiente puedes comerlos de más. Dependiendo de tus objetivos tu puntuación rondará entre los 40 (perder peso rápidamente) y los 70 (mantener tu peso).
Como veis es un planteamiento muy sencillo. Otra de las premisas que ha hecho que esta dieta tenga tanta aceptación es que aboga por el consumo de gran cantidad de alimento. Sólo hay que tener en cuenta que, si en una sola comida ingieres dos alimentos cuyo valor sea 0, entre los dos alimentos sumarán 1 punto. 

¿Puedo ser sincera? El primer día que oí hablar de esta dieta me mosqueó, y mucho, que adjudicasen puntos a los alimentos, y mucho más cuando supe en qué se basa esta puntuación.
Los puntos que se le ha asignado a cada alimento dependen de la cantidad de azúcar que contiene. Cuanta más azúcar contiene el alimento, más puntos se le asignan. Muchos pensaréis que es lo normal, pero no, no lo es. Os explico:
El azúcar es algo muy necesario para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Es lo que le da la energía a nuestros músculos para moverse (recuerdo que el corazón es un músculo). Es lo único de los que se alimenta nuestro cerebro. Lo único que debemos de saber es distinguir entre los azúcares necesarios (hidratos de carbono, fructosa…), que nos aportan energía y nutrientes que nuestro organismo aprovecha, y los azúcares malos (azúcar refinado), que sólo son calorías vacías, sin nutrientes, calorías que nuestro cuerpo no aprovecha y acumula en forma de grasa.
Pero el señor Razzoli no tuvo esto en cuenta. Mete a todos los azúcares en el mismo saco. Imaginaos la cara que se me quedó cuando cayó en mis manos una lista de puntos en las que se basa esta dieta y vi que al pescado frito se le adjudican sólo 3 puntos, pero, esperad, si la fritura es de carne se le adjudican 0 puntos, y lo mejor, ¡¡¡puedes devorar 250grs. de manteca de cerdo por 0 puntos!!! Paraos a analizar un poco esto. Fritos con una puntuación de 0. Vale, no tienen ningún tipo de azúcar, pero el aceite, al freírse, se transforma en grasa trans, la peor para nuestra salud. ¿Manteca de cerdo 0 puntos? No tiene azúcar, estamos de acuerdo, pero, ¿realmente creéis que una persona que quiere perder grasa lo va a lograr a base de manteca de cerdo? A parte de esto, pensad en su salud cardiovascular: colesterol alto, hipertensión, accidentes cardiovasculares…

Otra cosa curiosa que he podido observar. Las patatas. Todos sabemos lo buenas que son para la salud y la cantidad de nutrientes que aporta. Al igual, todos sabemos que las patatas fritas se convierten en un veneno para nuestro organismo: duplican sus calorías, pierden propiedades y, además, contienen gran cantidad de grasas trans. Por el contrario, no hay nutricionista que hable mal de la patata hervida, pocas calorías, mantiene todos sus nutrientes… Pues en la lista de esta dieta, a las patatas fritas se les otorga una puntuación de 10 mientras que a las hervidas se les otorga 21 puntos. ¿Le encontráis la lógica? Yo no.
Ahora viene lo mejor, la lista de frutas. Como ya he dicho, a la hora de puntuar los alimentos, el señor Razzoli no se fijó en la gran cantidad de vitaminas que contienen, ni en la fibra alimentaria cuyo efecto saciante ayuda a perder volumen, ni en sus bajas calorías. No. Sólo se fijó en la cantidad de azúcar que contienen los alimentos. Pues, teniendo en cuenta que la fruta contiene gran cantidad de fructosa (azúcar necesaria para el organismo), os podéis imaginar la puntuación de estos alimentos (piña 9, naranja 17, manzana 18, plátanos 23, peras 25…). Lo curioso es que después vas a la lista de los dulces y descubres que comer un helado te supone sólo 6 puntos o chocolate con leche 12…

Pero esperaos, que la cosa no queda así. Paso a la lista de las bebidas. Según la lista, un vaso de zumo de naranja son sólo 4 puntos. Aquí hay algo que no me cuadra. Yo, cada mañana, me hago un zumo de naranja. En el vaso me cabe el zumo de dos naranjas. Según la lista de la fruta, mi vaso de zumo suma 34 puntos, según la lista de las bebidas sólo 4. ¿A qué lista se le ha de hacer caso? Veis la contradicción, ¿no? Pero es que esto va más allá. Igual que un vaso de zumo de naranja son 4 puntos, el coñac, la ginebra, el martini y el whisky sólo tienen 1 punto. Estamos hablando de bebidas muy calóricas, llenas de calorías vacías. No tienen azúcar, pero todas sus calorías, que no son pocas, se acumulan en forma de grasa en nuestro organismo.
Pregunta: ¿hay alguien que siga viendo lógica esta dieta?
Vamos a lo que ya he dicho. Puede que alguien haya perdido peso con ella, pero, ¿a qué precio? Si cualquier persona coge la lista que yo tengo en las manos y decide comer de acuerdo a esta puntuación, lo más probable es que, además de perder peso, si lo pierde, pierda años de vida. Muchos de los que quieren perder peso rápidamente y no les gusta comer sano, basarán su dieta en comidas grasas (tienen muy poca puntuación y pueden comer la cantidad que quieran). Esto hará que aumente su nivel de colesterol malo, su presión arterial, que aumente el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo II… ¿Realmente vale la pena?


Sinceramente, sigo creyendo que, si quieres perder volumen, lo mejor que puedes hacer es armarte de paciencia, visitar a un buen endocrino/nutricionista y seguir sus pautas, y, como no, comprarte unas zapatillas y salir a hacer alguna actividad física diariamente. Sólo así perderás esos centímetros que no quieres en tu cuerpo de manera definitiva. Y no sólo perderás peso, también ganarás salud. J

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