martes, 17 de marzo de 2015

HALITOSIS. QUÉ LA CAUSA Y CÓMO EVITARLA


Todos nos hemos cruzado en algún momento con alguien a quien le huele el aliento, o, incluso, en alguna ocasión, alguien de confianza nos ha dicho que nos huele a nosotros, ¿verdad? Este trastorno es conocido como halitosis. Es más común de lo que se piensa, se calcula que afecta a cerca del 50% de la población en algún momento de su vida.
La persona que sufre halitosis no suele percibir el olor que emana su aliento, pero, aun así, suele provocarle una gran inseguridad. Suele sentir vergüenza y temor a hablar ante otras personas ya que sabe que ese olor molesta. Se suele sentir sucia y culpable por ese mal aliento. Esto hace que baje su autoestima y que sus relaciones sociales se vean mermadas.
Por otro lado, las personas de su entorno también sufren, ya que es muy incómodo hablar con alguien a quien le huele el aliento. Además, en los casos más graves, el olor puede llegar a ser insoportable.
Hace unos días me preguntaron sobre este trastorno. La persona en cuestión quería saber cómo eliminar el mal aliento. En ese momento decidí escribir este post. Así, la gente que sufra de halitosis tendrá una herramienta para deshacerse de ese mal olor, y la gente que no lo sufra podrá primero evitar llegar a sufrirla y, segundo, aconsejar a algún conocido que sí la sufra.

Mi respuesta cuando me preguntaron sobre el tema fue sencilla: “para saber cómo eliminar el mal aliento has de saber qué lo origina”. Sí, hay varias causas que pueden provocar halitosis. Lo primeros que hemos de hacer es identificar qué es lo que la provoca en nuestro caso (o el caso de algún conocido).
La causa más común (cerca del 90% de los casos) es una deficiente higiene bucal. Si no cuidamos nuestra higiene bucodental, proliferarán las bacterias en nuestra boca. Estas bacterias hacen que se forme placa bacteriana sobre los dientes y producen ácidos y compuestos sulfatados volátiles. Estos son los responsables del mal olor.
Otra de las causas comunes, que ha aumentado en los últimos años, es la de llevar una dieta pobre en hidratos de carbono. El hecho de no proporcionarle a nuestro cuerpo la cantidad suficiente de hidratos de carbono (pasta, cereales, patatas, arroz, pan, legumbres…), el macronutriente que utilizamos como principal fuente de energía, hace que nuestro cuerpo tenga que metabolizar las grasas. Al realizar este proceso, aumentan las cetonas en la sangre y la orina (cetosis o cetoacidosis). El mal aliento, en este caso, es consecuencia de la eliminación de pequeñas cantidades de acetona, que producen un olor característico.
Así mismo, el consumo de ciertos alimentos como el ajo y la cebolla, el alcohol y el tabaco también están asociados a la aparición de halitosis.

Otro factor que también influye directamente en la aparición de este problema es la sequedad de boca. Hay gente que no segrega suficiente saliva, generalmente porque no beben la cantidad suficiente de agua. La saliva está compuesta en un 99% de agua y tiene propiedades antisépticas. Su función principal es la de mantener limpia y lubricada la cavidad bucal. Así, cuando la cantidad de saliva no es suficiente, la higiene bucal se resiente, con las consecuencias que hemos visto antes.
Por último, pero no por ello menos importante, el mal aliento puede ser un síntoma de alguna enfermedad como la insuficiencia renal crónica (en este caso el aliento huele a amoníaco), una diabetes mal controlada, sinusitis, problemas hepáticos, infecciones de pulmón o problemas gastrointestinales.
También hay que tener en cuenta que, cuando se sufre halitosis, hay situaciones que pueden agravarla: tener dentadura postiza, empastes y coronas de mala calidad, caries, llagas o infecciones en la cavidad bucal, el estrés, el tabaco y la boca seca (xerostomía) entre otras.

Así, una vez sabemos qué es lo que provoca el mal aliento, podemos ponerle solución. Ante todo y sobre todo, hemos de mejorar los hábitos de higiene bucodental: debemos de cepillarnos los dientes, las encías y la lengua después de cada comida e, incluso, utilizar el hilo dental y el colutorio para llegar a esas zonas más difíciles a las que no llega el cepillo. También es aconsejable visitar de manera regular al dentista para prevenir la aparición de caries u otras afecciones dentales y para que realice una limpieza profunda, eliminando el sarro.

Cómo no, una vez más, os recomiendo que llevéis una dieta equilibrada. Si tenéis la intención de perder volumen, no eliminéis los hidratos de carbono de vuestra dieta. Como he dicho más de una vez, son muy necesarios para nuestro organismo. Nuestra dieta ha de incluir cereales, arroces, pastas, pan, legumbres… Así como fruta, verdura, carnes magras y pescado. Para saber exactamente qué cantidad de cada macronutriente debéis de consumir para lograr vuestro objetivo (subir peso, bajarlo, mantenerlo), es recomendable que os pongáis en manos de un buen nutricionista/endocrino. Nadie os guiará mejor para que logréis lo que buscáis.
También es aconsejable que eliminéis en lo posible, o disminuyáis el consumo de alimentos que puedan provocaros ese mal aliento (el ajo y la cebolla, por ejemplo). Del mismo modo es muy aconsejable que dejéis de fumar (sé que es más difícil de lo que suena, pero intentadlo, lo agradeceréis, no sólo por vuestro aliento) y que no consumáis alcohol.

Si la causa del problema está en la xerostomía o síndrome de la boca seca, podéis hacer varias cosas para aumentar la producción de saliva:
-          Beber agua de manera frecuente.
-          Consumir zumos elaborados con cítricos (naranja, limón, mandarina, pomelo) ya que el ácido cítrico estimula la producción de saliva.
-          Mascar chicle también favorece la salivación, eso sí, que sea chicle sin azúcar, así no se aumenta la posibilidad de sufrir caries.
-          Evitar los alimentos muy secos y fibrosos y aumentar el consumo de ensaladas.
Por otro lado, hay fármacos que, como efecto secundario, provocan la sequedad de boca. Si os estáis medicando con alguno de estos fármacos, consultad a vuestro médico por si los pudieseis sustituir por otros.

A parte, hay un gran número de remedios caseros para combatir este problema: masticar un trozo de limón con cáscara después de comer, masticar apio de vez en cuando (refresca y ayuda a mantener limpia la boca), tomar infusiones de plantas aromáticas como la menta, el eucalipto, el tomillo, el romero… También es importante que no estemos demasiadas horas sin comer.
Si con todo esto veis que el problema persiste, visitad a vuestro médico para que os realice un chequeo completo. La probabilidad es muy baja, pero es posible que estéis teniendo alguno de los problemas de salud que he mencionado antes y no lo sepáis.


Como veis, no es difícil combatir este problema tan común. Sólo tenemos que saber qué lo origina. Tanto si lo sufrís como si no, os animo a que sigáis estos consejos. Si sufrís el problema os ayudará a eliminarlo, si no lo sufrís os permitirá evitarlo. Sólo se trata de seguir una dieta equilibrada, consumir más agua, menos alcohol y menos tabaco y, cómo no, llevar una buena higiene bucodental. Todos saldremos ganando. J

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